Con bajas pero sobrio
¡Hola, camaradas de Internet y el mundo!
Vuelvo a la guerrilla semiótica con algunas bajas. Ya no, hay que decirlo, con la misma fuerza de antes. Con cada vez más municiones en la selva de la comunicación, pero, como se sabe, las armas con que uno cuenta para disparar no tienen la misma calaña que la de los pulpos.
De todos modos, nuevamente bienvenidos a este apasionante mundo de las apariencias.
¡¡Salud!!
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] Con su permiso, un poema y una imagen: [
Quienquiera seas tú que me lees,
amigo o enemigo, quiero despedirme
cordialmente de ti. Adiós. Ya no sé
si de estos mis versos indolentes esperas
acaso el recuerdo de una emoción,
una distracción después del trabajo,
escenas vivientes, palabras ingeniosas,
o errores de gramática; ojalá en este libro
encuentres aunque sólo sea una migaja
para tu corazón o para tus ensueños,
para tu distracción o para la polémica.
Y ahora, separémonos; ¡adiós, lector mío!
Aleksandr Pushkin
[estrofa de la novela en verso Eugenio Oneguin, publicada en serie, entre 1823-1831]
(Autorretro de Pushkin, duelo con su personaje Oneguin a orillas del río Neva)
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