SUPERVIVIENDO A LA "MALA ONDA"
Estuve en "Mitos", se come lindo, cara la cerveza…
Anoche estuve, como dejé de hacerlo hasta hace unos 5 o 6 años de seguido, en la plaza de mi ciudad (Avellaneda, Santa Fe).
Como novedad tengo que abrieron un local, al que voy por vez primera pero que abrió creo que hace unos 3 o 4 meses, que se llama "Mitos". Ocupa la porción de vereda no sólo del mismo local, sino que se extiende por sobre la de 5 locales más, de los cuales el 100 por 100 es propiedad del dueño de "Mitos". Es recomendable porque se come una buena pizza, a un precio medianamente saludable, y te atienden (o al menos a mis amigos y yo nos atendieron) sin demoras; la cerveza…, cara, como en todo “resto-bar” que se “precie”.
Dar vueltas: la juventud-satélite
En estos parajes, la juventud circula en un diámetro de 500 metros: la plaza de la ciudad es el centro hacia el cual convergen para el encuentro. Por este motivo (o viceversa), se instalaron negocios de bares, restaurantes, heladerías que tienen la oferta de los servicios nocturnos de ocio y esparcimiento para la juventud.
Uno puede sentarse en la esquina de 14 y 9 (corazón del movimiento juvenil) y ver pasar al mismo muchacho en moto, con una mano en la rodilla de su novia, cerca de 10 veces en la misma noche.
La plaza es el lugar al que se acude para “dar vueltas”. Allí tenemos los jóvenes (¡Bendito sea el empresariado!) provisiones para supervivir a nuestro enemigo número uno: LA MALA ONDA.
Para sobrevivir a la MALA ONDA hay que “dar vueltas” y mirar lo que pasa, dónde “se llena”, dónde va la gente, dónde son todos buena onda, con música que pegue… De a ratos, sentarse y pedir una cerveza, una pizza, vino, mirar, calcular la hora, no demorarse porque hay que seguir dando vueltas… Tomamos un helado?, pedimos otra?, nos sentamos en la plaza?… Vaquita para las cervezas, quién se cruza a comprar…
Antes creíamos que la Tierra era el centro, luego Copérnico nos enseñó que somos nosotros los que giramos entorno al Sol. Revolución similar se produce aquí y ahora: antes era el empresario, sus promotoras, sus publicidades quienes acudían a nosotros para promocionar su servicio; ahora sólo se instalan en lugares estratégicos y explotan el espacio conquistado por la juventud.
Nos dedicamos a ser "satélites" de un mundo que fue tomado por el empresariado.